martes, 25 de agosto de 2009

+ 3 semanas y dos días

Estoy en la fase de arrojar mi sucia bilis contra el mundo [pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca] y debe ser por lo menos la tercera vez que hago en la autopista el fuck you tornado. O sea, levantar el dedo corazón en el coche y moverlo circularmente como aspas de baticao que lleva el diablo consiguiendo que las amas de casa apoltronadas en la seguridad de sus Hummers den algo de emoción a mi vida intentando sacarme de la carretera.

Puedo encontrarme subrayando una muy poco afortunada frase de Judit Mascó en El País con tinta roja

“Hubo un momento en que ser demasiado guapa era un problema”

mientras asiento con la cabeza. Cómo te entiendo, Judit, tú y yo somos víctimas de Dios jugando con otra clase de arcilla. Ojalá pudiéramos ambas abrazarnos en nuestra soledad de rasgos perfectos.

Y, sin embargo, heme aquí, ultimando los preparativos de una fiesta toga. Como algunos de los asistentes no querían ir descalzos, tuve que acercarme al Centro Comercial a hacerme con unas caligae y fue entonces cuando pude observar acechando tras el escaparate de la zapatería una extraña combinación entre el buen gusto y la practicidad: la chancha-bufanda, un calzado de entretiempo, que si hace calor pues bien porque tiene agujeros para que corra el aire, que si rasca por la noche pues maravilloso porque tienes protegidos los pies con todo ese poliuretano para que te traspire a gusto.

Vivir en un mundo en el que existan las chanclas-bufandas me hinche de orgullo y fascinación. Punto.




miércoles, 5 de agosto de 2009

+ 4 días: 1, 2 y 3, 4, 5 y 6 yo me calmaré, todos lo veréis

Si la finalidad básica de este blog era encontrar unos momentos de paz frente al ordenador mientras la parte profunda de mi ser viaja cual pluma errática por los obscuros rincones de mi alma. O sea, no, ostras de la china.

Parece que dándole al teclado sin el pitillo entre los dedos,al contrario, con un chicle de fresa ácida en la boca para relajar la tensión una no puede más que sentirse ridícula. Esto no tiene nada de decadensé literairé - ¡ocontré!-

Mírenme ahora haciendo malabarismos con las palabras, tendrían que cazarme intentando formar frases con sentido a eso de las nueve de la mañana. Sin el piti del desayuno parezco la Pepe Viyuela de la oratoria.

No somos nadie.

Entonces, a cada momento, tengo que decirme por qué lo he dejado. Mi manera de fumar no es que proyectara esa imagen de tipa sofisticada de film noir de cuya roja boca salen perfectos anillos de humo mientras habla pausadamente con el detective que le va a salvar el culo por teléfono.

Proyectaba más bien el total potencial de convertirme en una Estelle Leonard de la vida. No sólo por los cigarros, si no por compatir la predilección que tenemos ambos personajes por los estampados de tigre.




sábado, 1 de agosto de 2009

- 1 día

El domingo dejo de fumar. Hoy no. Hoy me he arrastrado hacia acontecimientos que hacían imposible que una persona cuerda deje el hábito que la ha atado a la tierra, la teta inmensa de nicotina que chupa como si el día se acabara ahora.

Me conecto al Adium como siempre, sólo para mirar el correo y permanecer agazapada cual garrapata ciberasocial en modo invisible. Esto te permite saber que la gente que conociste alguna vez no está muerta y poco más. A veces ponen debajo de sus nicks sus estados de ánimo, ligues e incluso te puedes enterar de que han tenido un hijo.

Cómo saqué en claro por el Adium de que Gerard, un antiguo novio, estaba unido sentimentalmente a una uruguaya que escribe poesía an-dregraun, es un poco largo de contar. Pero por Dios, tú, Gerard, que poniendo cara de todos los Clint Eastwood de la vida, de los Jimmys, de los Chulis y de los Botellas, me decías despidiéndote en la estación:

- No te preocupes, nena, yo no soy de novias…

Vale que me creí ese rollo un poco sacado de “Amor obsoleto” y quizás te imaginaba dentro de unos años suplicando en tu soledad *¡Ven, sálvame, acógeme en tus brazos!*

Pero con una uruguaya… ¿de verdad es necesario todo este despliegue?

No, en serio, mañana. Mañana mismo lo dejo.